Se sabe desde hace tiempo que es conveniente la vacunación antigripal anual en los enfermos coronarios. Lo que tal vez sea menos conocido es que hay numerosos estudios que han demostrado un efecto protector directo de la vacuna antigripal contra el infarto agudo de miocardio. Se cree que este efecto protector se debe a un conjunto de factores entre los que destaca la disminución de la inflamación que puede inestabilizar las placas de colesterol presentes en las arterias coronarias.
Cifras de prevención primaria (para que no se produzca) o secundaria (para que no se repita) tan altas como del 45%, han sido observadas en algunos trabajos científicos, igualando el efecto protector de dejar de fumar. Alejarse del tabaco consigue disminuir el riesgo de infarto de miocardio hasta un 43%, pero no lo hace de forma inmediata, mientras que la vacuna antigripal sí. Vacunarse contra la gripe es tan útil para evitar infartos de miocardio como tomar de forma aislada pastillas para controlar la hipertensión arterial o para bajar el colesterol (las llamadas estatinas, pues otros "remedios" anticolesterol, como danacoles y similares, mejor ni comentarlos).
Cómo es lógico, lo mejor es asociar las cuatro medidas preventivas: VACUNARSE CONTRA LA GRIPE, DEJAR DE FUMAR, CONTROLAR LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL y CONTROLAR (en serio) EL COLESTEROL.
Estos datos han sido extraídos de una reciente revisión realizada por Raina MacIntyre y su equipo de colaboradores de la Escuela de Salud Pública y Medicina Comunitaria de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sydney (Australia). Desgraciadamente, en ese estudio se observó también que sólo se vacunan habitualmente contra la gripe una de cada tres personas de menos de 65 años en riesgo de tener un infarto de miocardio.