viernes, 17 de junio de 2011

Información: LA CRISIS DE LOS PEPINOS CONTAMINADOS
El pasado 26 de mayo los medios de comunicación recogían la noticia de que pepinos españoles habían provocado en Alemania un brote letal de la bacteria Escherichia coli (abreviado E.coli), con tres muertos y un centenar de afectados. Transcurridas dos semanas ya eran 23 las personas fallecidas en Alemania y 2.700 las infectadas, comenzando a describiese casos aislados en otros lugares, entre ellos dos casos en España (uno de ellos en Tenerife). Afortunadamente la situación ha sido finalmente controlada y la versión oficial de las autoridades sanitarias alemanas descarta los pepinos como fuente del problema y lo atribuye a la soja producida en una granja alemana, si bien hay voces críticas en la propia Alemania que dudan de esta explicación y relacionan el problema con la concentración de masas y el consumo de carne durante la celebración previa del aniversario del puerto de Hamburgo. En cualquier caso, es el momento de aprender de lo sucedido para que sirva en el futuro.
¿Qué es E.coli? Es una bacteria que vive habitualmente en nuestros intestinos y en los de los animales, donde convive en harmonía con otros gérmenes formando parte de la llamada “flora intestinal", cuyo equilibrio es necesario para el normal funcionamiento de nuestro organismo. Cuando su número se vuelve excesivo, por sobrecrecimiento o por ingestión, se rompe este equilibrio y la bacteria se convierte en un problema de salud. Como todo ser vivo su especie tiene unas variantes, algunas de ellas inofensivas y otras, como la O157:H7 responsable del brote en Alemania, capaces de producir enfermedades graves.
¿Cómo se propaga? Desde los intestinos, las bacterias salen con las heces y contaminan todo aquello con lo que entren en contacto. Pueden ser alimentos vegetales, a cuya superficie se adhieren, o pueden ser las manos de los manipuladores de alimentos, que lo transmitirán a todo lo que toquen si no toman las debidas precauciones. E.coli tiene especial predilección por las carnes, siendo este el motivo por el que sus infecciones son mucho más frecuentes en aquellos lugares donde su consumo es mayor.
¿Qué enfermedades ocasiona? E.coli puede infectar cualquier parte del cuerpo, pero su efecto dañino habitual se produce cuando es ingerida con los alimentos contaminados produciendo una gastroenteritis bacteriana. E.coli produce unas sustancias tóxicas que actúan localmente favoreciendo los vómitos y diarreas característicos, pero también actúan a distancia, provocando una alteración del normal funcionamiento del organismo llamada “sepsis". Junto con la Salmonella, son dos de las causas más frecuentes de toxinfección alimentaria. Otras veces, E.coli contamina los alrededores del ano de la propia persona y entra en el sistema urinario (especialmente en las mujeres, que tienen la uretra muy corta), provocando infecciones urinarias, que habitualmente son graves.
¿Qué complicaciones puede tener la infección por E.coli'? La gravedad dependerá de la agresividad de la bacteria y de la fortaleza de la persona infectada. E.coli no es, en general, una bacteria muy agresiva, pero el uso inadecuado (por equivocado o por corto) de medicamentos antibióticos y las mutaciones espontáneas de la bacteria, están seleccionando bacterias de alta agresividad que son capaces de adherirse fuertemente a las superficies (llegando a resistir hasta cuatro lavados) y que producen mayor cantidad de una toxina más potente. Es el caso del tipo O157:H7, que elabora una toxina capaz de provocar diarrea hemorrágica por sangrados intestinales y de obstruir los conductos del riñón encargados de filtrar la orina, produciendo el denominado Síndrome Hemolítico Urémico, que es muy grave y puede conducir al fallecimiento. A la propia agresividad de la bacteria se debe añadir la debilidad de la persona infectada. Los niños, los ancianos, los enfermos en general y los que reciben tratamientos para disminuir sus defensas (por trasplante o por cáncer) verán aumentada la gravedad de sus síntomas pudiendo tener un mayor riesgo de fallecimiento.
¿Cómo protegerse de la bacteria? La higiene y la detección precoz son las claves para protegerse del E.coli. El lavado frecuente de las manos con agua y jabón, durante un tiempo no inferior a medio minuto, disminuirá su transmisión, pero es recomendable además el uso de guantes con recambio muy frecuente. Será útil la inmersión alimentos vegetales durante 10 minutos en las soluciones comerciales o en la clásica dilución de 5 gotas (0,25 mL) de lejía en un litro de agua, pero deberá recordarse la necesidad de enjuagar después con abundante chorro de agua. Deberán cuidarse las superficies de contacto de las cocinas. El cocinado (cocción o plancha) durante al menos 5 minutos por encima de 70º permitirá su eliminación de posibles alimentos contaminados (especialmente de las carnes). La detección precoz de los síntomas de infección permitirá tratar la infección en estadios de menor gravedad.
¿Cómo se trata la infección? El cuadro de gastroenteritis se tratará con medidas de soporte que incluirán reposo y dieta astringente en los casos más leves, e ingreso hospitalario y sueroterapia intravenosa en los casos más graves. Actualmente no se recomienda la administración de antibióticos por creerse que se libera más toxina al destruir a las bacterias, esperándose a que el intestino controle por sí mismo la infección lo que suele ocurrir entre 5 y 10 días.

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